Una jornada que nos hace ver la dureza de la Guerra Civil
A las 8:00 del 24 de Abril estamos todos los senderistas del club Tierra Trágame convocados en un lugar muy especial, histórico y que no solemos dar importancia cuando pasamos con nuestros vehículos camino de la provincia segoviana. Es el Puerto de Guadarrama o Alto del León, frontera natural entre Madrid y Segovia; lugar por el que se construyó la carretera Nacional VI. Igualmente la vía férrea horada la tierra desde Tablada (Madrid) hasta El Espinar (Segovia). Estas dos vías de comunicación claves en la España de los años 30 del siglo XX hace que sean vitales para el avance del bando nacional y la defensa del bando republicano.
En esta ocasión nos dirigimos hacia el sur por la pista para llegar a la cumbre de La Gamonosa (1649 m). Antes nos topamos con el famoso Pino de los Abrazos (Pinus sylvestris); no es el más alto ni es el más viejo pero sí que es el más singular con sus grandes ramas tocando el suelo, retorciéndose entre ellas… abrazándose. Mereció la pena detenernos y observar como toca la tierra y se levanta. Muy cerca del primer hito de la jornada descubrimos un observatorio blindado del bando nacional, construcción de hormigón armado para vigilancia con tronera para el vigía.
Un agujero en el hormigón armado servía como tronera para el vigía
Es un día duro porque está nublado, corre viento, hace frío… no permite relajarse contemplando el paisaje y comprender totalmente las posiciones de ambos bandos en esta zona. Desde luego, esto no debe ser nada comparado con aquellos años de guerra en los que el frío era más frío pero los hombres recios y con firmes convicciones.
Ascendemos hasta Cabeza Líjar (1823 m) donde encontramos el observatorio blindado, una mole de hormigón armado muy modificada para crear un mirador. Un lugar muy prominente con grandes vistas sobre todo Madrid; esto es algo que debemos creer porque sigue muy cerrado el día, sin esperanza de que se despeje.
Esta foto de un día despejado anterior en la que se observa bien la mole de hormigón armado
Por ahora hemos visitado dos lugares que estuvieron bajo el mando del bando nacional durante la práctica totalidad de la guerra. Continuamos camino descendiendo hasta el Collado de la Cueva (1700 m), lugar donde se sitúa el frente de guerra de forma estable. Es el momento de conocer los lugares en los que se estableció el bando republicano, comenzamos a ascender al Cerro de la Salamanca (1785 m) de forma más tendida hasta alcanzar la cima. Cuesta mucho encontrar construcciones y hacerse la idea de las posiciones pero es que los materiales son más modestos, muchas veces son muros de piedra con o sin mortero.
Tras un pequeño descanso aprovechando el parapeto del antiguo Refugio del ICONA cruzamos la frontera de las provincias abulense y madrileña para descender de forma directa hacia el valle de La Jarosa; comenzamos a notar más luz, distinguir el sol.
Estamos llegando al límite de las nubes y podemos divisar a nuestros pies el embalse, asomar la cruz del Valle de los Caídos…
Nos podemos hacer una idea del lugar estratégico que supone toda esta zona, se puede ver a simple vista hasta la gran urbe, Madrid.
En cuanto llegamos a la pista que rodea todo el valle cambiamos radicalmente de dirección para adentrarnos en una garganta del Arroyo de la Chorrera, que alberga un pequeño pero muy importante tesoro botánico. Es el Barranco de los Acebos, un pequeño bosquete de acebos (Ilex aquifolium) al cobijo de los pinos silvestres; comprobamos que han elegido este lugar por su umbría y humedad durante todo el año.
Directamente ascendemos al Cerro de los Álamos Blancos (1508 m) para ver este impresionante lugar, la posición republicana más adelantada en la zona y aislada de la línea defensiva propia. Se puede decir que es una auténtica pequeña población con muchas construcciones, muro defensivo, puestos de tirador parapetados… y rodeada por los omnipresentes pinos. En esta ocasión vemos otra especie de gran interés en la zona, el álamo temblón (Populus tremula) con un grupo de 100 a 150 ejemplares. Con una superficie muy restringida en la Comunidad de Madrid aquí lo podemos disfrutar.
Seguimos por el sendero marcado entre la vegetación cerrada hasta que en un momento distinguimos un abrevadero a la entrada de una pradera y si levantamos la vista nos encontramos con dos torres, dos gigantes, los imponentes Pinos de la Pinosilla (Pinus sylvestris). “Solo” miden 19,5 y 23,5 metros de altura y su edad es “solo” de 250 años… ¿estás boquiabierto? Imagina nosotros ante este espectáculo, aunque no nos pertenecen, tienen una dueñas que los han cuidado y disfrutado durante siglos.
Estas bellezas han disfrutado de la fuente del abrevadero, segado la hierba y dormido más de una siesta bajo la sombra de los Pinos de la Pinosilla
Ya solo nos queda llegar hasta el camino del Via Crucis para ir acercándonos poco a poco y animados hasta el final de la ruta. Todos disfrutamos de los 14 kilómetros y los 750 metros de desnivel positivo. Creo que estamos todos de acuerdo en repetir un día con visibilidad total y, ¿quién sabe?, conocer algún nuevo rincón.
Los “combatientes” de la jornada fuimos Abigail, Alberto, Ana, Belén, Carmen, Charo, Chelo, Chema, Ibon, Jeffrey, Juan, Juan Arturo, Julio, Myriam, Nieves, Óscar, Paco, Paloma, Patricia, Rafa, Rocío y Susana. ¡Ah! Y como estrella invitada la perrilla Curra.
Yo no tenía ni idea de que había tantos restos de la guerra por la zona… Extremadamente interesante caminar por una zona en la que pasaron tantas cosas.
Que bonito. Ojala la repitas y podamos hacerla juntos. Un abrazo
Muy buena crónica. Si se repite en otra ocasión a ver si es factible poder compartirlo.
Preciosa crónica, será cuestión de repetir la hazaña cuando salga el sol. Seguro que las vistas merecen la pena.
Qué bonito Julio!!! Al leer lá crónica revivo la belleza de la naturaleza que esta ruta nos ha permitido contemplar a pesar de la niebla..esos pinos centenarios en la pradera, los acebos gigantes y al fondo el embalse decla jarosa. Todo ello bien sazonado con la mejor de las compañías. Como siempre, un placer!
Preciosa crónica, Julio
Un buen día. Si no hay sol… ya lo ponemos nosotros!!!
Deseando estoy ir a la siguiente.
Gracias, como siempre, a Julio y su equipo de monitores (Óscar y Paco).
El resto del equipo… siempre pasándolo bien.
¡Un placer disfrutar del campo con vos y un placer disfrutar de esta crónica como recuerdo!