Crónica del 19 de septiembre del 20 y tantos otros días
Actividad de la sección de aguas abiertas del club tierra trágame
Siempre me pareció que el agua, cuando muestra su lado bueno, es placentera y cómica. No hablo de una risa como la de “tierra firme”, sino de una risa o sonrisa cabal, completa, que emerge del centro de flotación.
De repente, te sientes como aligerado, y no solo en cuando a la percepción de la propia masa, sino en el amortiguado recuerdo de tus dramas personales. Pareciera que en tierra, necesitamos subir a las altas cumbres, o rodearnos de árboles que apunten al cielo, para liberarnos un poco de nuestros pesos ,para cambiar nuestra perspectiva, que no es otra cosa que sentirnos pequeños y agradecidos, y en el agua; sólo deslizarnos, sólo flotar. Tan fácil pues, nos lo pone nuestra querida agua, mayoría aplastante en este planeta Tierra.
Y si estamos despiertos, y tenemos la suerte de contar con la compañía de nuestros amigos, al igual que el lastre gravitatorio, desaparece todo lo que no sea un gorrito de colores ,unos ojillos detrás de unas gafillas, unos brazos de neopreno, una boya. Una hilera naranja a seguir, una estela de espuma de pies, y en casos afortunados como el de ayer, un “estar en circulo de risas”. Era atardecer, y no se qué tendrán los atardeceres , que unifican todas las especies vivientes en lo mismo. Los peces se ponen a saltar, el agua se tiñe de dorado y rosa y se calma. Y los mamíferos y pájaros acuáticos, sea en el Burguillo o en Islandia, se toman un tiempo para flotar, para sentir, para conversar, para estar bien
En algo se parecen los “amigos de agua”, de los “amigos de rocas” o los “amigos de bosques y praderas”. Gratitud y conexión. Y éstas dos cosas, unidas ,es lo que digo, son los mejores anticuerpos antidrama que conozco.
Y así los kilómetros se suceden sin más. Y “naranjín anaranjado”(nuestro color), este cuento no ha hecho más que empezar.
Bienvenido otoño, bienvenido invierno……
Ah, lo olvidaba…. algunos hicieron 2,5 km, otros 3,5 aprox….En nuestra sección, todo el que quiere vivir el agua libre tiene sitio. Despacio, deprisa. Lo importante es adaptarnos a un medio que tiene mucho que ofrecernos, y experimentar felicidad. Y desde ahí, vendrán los retos que vengan, para aquellos que lo deseen.
No “cerramos en otoño /invierno”. Al igual que en la montaña en invierno se sale, adaptando el material, en el agua lo mismo .El tiempo en el agua, como es lógico será más corto , pero las comidas y el compartir inolvidables ratos de después, no.
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