La mañana del 25 de febrero, Telmo, Daniel y sus familias nos cuentan lo que han aprendido en Navalgamella, un pueblo de la Sierra Oeste madrileña para escuchar de su propia voz, la historia del “Niño Lobo de Sierra Morena”. Su protagonista; Marcos Rodríguez Pantoja, de 77 años.
Marcos sobrevivió sin ningún contacto con humanos,entre los 6 y los 17 años.
Marcos y sus hermanos tuvieron una infancia muy dura, en su caso su padre lo vendió a un cabrero muy mayor que al poco falleció y cuando la gente del pueblo fue a buscarle, él se escondió en las montañas.
Recuerda perfectamente cuando despertó entre los lobeznos con quienes jugaba y apareció la madre loba. Esta repartió el botín de la caza y en lugar de echarle a patadas, le acercó con su hocico una porción del animal cazado igual que al resto. Aquél gesto, cuenta, fue la mayor prueba de afecto que había tenido en su vida. Desde entonces creció con la manada de lobos, sus hermanos.
El “lobo de 2 patas”, sirviéndose de la observación y a través de mucho probar y errar, aprendió cosas tan importantes como hacer fuego, pescar, cazar o distinguir las plantas medicinales de las venenosas. Nos habla también de “su serpiente”, a quien observaba y cuidaba haciéndole nidos con corcho de alcornoque y musgo para los fríos inviernos. En una ocasión, Marcos comió carne en mal estado y no podía vomitar. Estaba ya muy incómodo cuando la serpiente le indicó el camino hasta unas hierbas de color rojizo, que masticó e inmediatamente vomitó.
Años después, un médico le dijo que de aquella planta se hacía la medicina para los cólicos como el que él había sufrido. A raíz de aquella mala experiencia con la comida cruda inventó una “nevera” en una cueva, donde podía conservar la carne cruda. Sólo sacaba lo que fuera a comer ese día.
Muchas son las preguntas que tenemos para él y en todas sus respuestas converge una: Cuidemos de la naturaleza,l as plantas que nos alimentan y de los animales. Porque ellos tienen memoria si se les trata bien o mal y en algún momento te lo recordarán. Cojamos solo lo que necesitemos, porque la cantidad tan grande de desperdicio,es muestra de que algo no estamos haciendo bien.
Marcos nos ha regalado una lección de vida conectada con la vida animal, de respeto y agradecimiento a todo lo que la madre naturaleza nos da.
Además también disfrutamos de una exposicón del divulgador científico Angel Febrero sobre la ecología y etología del lobo Ibérico.
Agradecer la información sobre esta charla enviada a nuestra sección del Club Infantil y PGT del Equipo de conservación de la naturaleza Sendero Vivo.
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