Jose Ignacio Fernandez

Desafío Tierra: Verano 2023

25 junio 2023

Se me antoja complicado relatar todo vivido durante la jornada de ayer en el transcurso del Desafío Tierra de este verano 2023, ya que hubo tiempo y lugar para muchas experiencias.

Supongo que lo mejor será empezar por el principio y eso era a las 6 de la mañana del sábado 24 de junio en Manzanares el Real. A esa hora era la cita para el grupo de valientes que iban a afrontar, en principio, los 50 kms que les iban a llevar desde ahí, en un recorrido circular, por La Maliciosa, el Puerto de Navacerrada, el Puerto de Cotos, Cabezas de Hierro, parte de la Cuerda Larga y el retorno a Manzanares atravesando prácticamente toda la Pedriza recorriendo gran parte de la ruta de la carrera que lleva su nombre.

Así, la partida la formaban Gema, Luis, Javi “Maza”, Dani Godino, Raúl, Sekade, Antonio Arribas, Jim, José Luis, Peri y Fernando Buceta.

Por su parte, el grupo que iba a realizar la ruta “corta” (JA!) de “tan sólo” 30 kms, se reunía tres horas después también en Manzanares para organizar la logística de los vehículos y partir hacia el Puerto de Navacerrada dónde, junto con Lito, iban a dar apoyo logístico al grupo madrugador. De esa manera, a las 9:45 nos juntábamos todos en el parking del puerto para avituallar al grupo e iniciar más o menos juntos, el resto de la ruta.

En el mismo puerto, Gema, aún no completamente recuperada de su lesión, decidía retirarse y pasar al sector logístico.

Así pues, a las 10 de la mañana arráncabamos unos y otros la ruta. A esa hora y subiendo hacia Bola, la temperatura era aún llevadera y tanto la subida como la posterior bajada por la Loma del Noruego hacia el puerto de Cotos se hacía a buen ritmo y con mucho ánimo. Al llegar al Puerto, avituallamiento ya “serio” como podréis ver en las imágenes y tras el refrigerio, vuelta al camino para, pasando por el refugio del Pingarrón, afrontar la dura subida hacia Cabezas de Hierro. Ahí ya se empezaba a disgregar el amplio pelotón, yéndose por delante un grupo formado por Antonio, José Luis, Peri, Jim y José Labadía. Por detrás, Javi “Maza”, Sekade, Rubén, Dani Godino, Abel, Manu, Jardi, David Corredor y un servidor y a un ritmo más pausado, el tercer grupo, integrado por Audi, Laura, Paloma, Raúl, Luis, José Antonio, Toni y Fernando Buceta. Cada grupo subiendo a su ritmo y, tras breve parada en la fuente, llegábamos al collado entre Cabezas haciendo cima en Cabeza mayor. Ahí, David tomaba camino hacia el Puerto de Navacerrada para volver a Manzanares y se llevaba consigo a Fernando Buceta que estaba sufriendo problemas estomacales.

Arrancábamos de nuevo por la Cuerda Larga hacia las Lomas de Pandasco y ya, a pesar del vientecillo que corría, empezaba a notarse el calor del día. El calor se agudizaría al empezar a entrar en La Pedriza, con el agravante de no contar ya con fuentes en el recorrido. El mínimo charco era aprovechado para refrescar gorras y pañuelos para aliviarse un poco. La tecnicidad del recorrido no ayuda, haciendo que el descenso fuera excesivamente lento lo que empezaba a pasar factura (a unos más que a otros)

Ante esta situación, el grupo cabecero optaba por, en el collado de la Dehesilla, bajar hacia Cantocochino y volver a Manzanares por el Tranco.

El siguiente grupo, ante una situación de cierta flojera del que suscribe y sin saber de lo que había hecho el grupo anterior, a iniciativa de Dani, se dividía en dos, dirigiéndonos Abel, Rubén, Dani y yo mismo también hacia Cantocochino. La parada en la fuente del Tolmo fue como un elixir de vida para todos y tras rehidratarnos adecuadamente y recargar agua, retomábamos el camino con fuerzas renovadas, lo que unido a los más favorable del terreno, nos permitía volver a coger un ritmo medio decente.

Por su parte, Sekade, Jardi, Maza y Manu optaban por continuar la ruta fijada subiendo al Yelmo, fiándose en la existencia también allí de otra fuente. Vaya… qué mala suerte. No había fuente. Y no llevaban agua. Parece que los charcos fueron buena idea.

Mientras tanto, los escindidos, llegábamos a Cantocochino y, ya siguiendo el río, alcanzábamos la barrera de El Tranco y entrábamos en el pueblo, para hora y media después del primer grupo, llegar al parking de Manzanares, donde Gema y Lito habían establecido el puesto de avituallamiento final.

El grupo “de secano” llegaba más de media hora después al borde del colapso.

Y finalmente tras otro rato, el último grupo alcanzaba también el punto de reencuentro en Manzanares.

Al final, entre unos y otros dimos buena cuenta de refrescos, empanadas, cervezas… el jamón de Casillas… y compartimos a la sombra las anécdotas (infinitas) del día.

Así, tras alrededor de 12 horas y más de 50 kilómetros después para unos y 8 horas y 35 kilómetros para otros, finalizaba este Desafío Tierra Verano 2023. Sólo queda agradecer a todos los participantes y colaboradores su esfuerzo y dedicación sin el cual hubiera sido imposible llevar a cabo esta actividad que seguro quedará por mucho tiempo en la memoria de todos.

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